Foto: Revista Puerto
La coima de los 15 'palos' (U$D millones) por pasar el semáforo en verde
ARGENTINA
Thursday, September 05, 2024, 03:00 (GMT + 9)
El escandalo saltó ayer en “lapoliticaonline.com” en lo que parece ser una operación de la embajada de EE.UU. en defensa de sus empresas, con una nota sin datos y medias verdades que, sin embargo, destapa un escándalo que es cierto.
Primero lo primero: de lo que se está hablando, que es el reparto de las cuotas de merluza por los próximos quince años, es una situación absolutamente legal y los repartos que se hacen son en base a los comportamientos de las empresas durante los últimos diez años, en los que se pondera captura histórica, cantidad de trabajadores registrados en blanco, inversiones efectivamente realizadas, permisos de pesca vigentes e infracciones acumuladas.
De la combinación de esos datos surge el cupo que le corresponde a cada barco y listo. Así debiera ser, así lo estipula la Ley Federal de Pesca, lo resuelve el Consejo Federal Pesquero compuesto por el Poder Ejecutivo y las cinco provincias con litoral marítimo y lo controla la autoridad de aplicación que es la Subsecretaría de Pesca de la Nación. Un hecho burocrático, un trámite administrativo. Punto.
¿Pero qué pasó? Como si fuera el juego de policía bueno y policía malo, irrumpieron con la llegada del nuevo gobierno dos personajes que trastocaron todas las variables. Por un lado, Federico Sturzenegger, defenestrando a la pesca y lanzando todo tipo de intimidaciones que pusieron en vilo al sector al punto de amenazarlo directamente con licitar internacionalmente los cupos de pesca para que cualquier empresa de cualquier país pudiese llevarse los recursos sin pasar siquiera por los muelles y dejar a decenas de miles de personas en la calle. Por el otro, la irrupción solapada de un grupo de operadores que, según pudo chequear este medio, convocaron a referentes del sector a distintas reuniones diciendo que actuaban en representación de Santiago Caputo.
De hecho, la persona a cargo de las primeras charlas mantuvo conversaciones con los representantes de las pesqueras más importantes del país en el microcentro porteño y algún sótano en calle Paraguay.
Mientras eso sucedía, otras cosas inéditas en el sector empezaron a pasar. Por ejemplo, el contador de una de las empresas más importantes de Mar del Plata recibió un whatsapp anónimo en el que le solicitaron 125 dólares por tonelada de merluza, en un primer momento y luego rebajaron a 100 dólares. Este respondió que no podía decidir sobre el particular sin consultar con el dueño de la empresa; para cuando tuvo algo que responder, los mensajes recibidos ya se habían borrado.
A todo esto, las reuniones en el conocido Florida Garden de Buenos Aires se seguían sucediendo y, según lo que pudimos saber off the record por fuentes del sector, el pedido de coima (soborno) terminó siendo de 100 dólares por tonelada de merluza hubbsi y 1000 dólares por tonelada de merluza de negra. Las que debieran pagar eran unas 12 empresas receptoras de unas 120.000 toneladas de merluza hubbsi, lo que daría la cifra de 12 millones de dólares que, sumados a los 3,3 millones de la merluza negra, proporcionarían esos 15 millones de dólares a los que alude el portal “Lapoliticaonline”. Todo esto, se supone, en nombre de Santiago Caputo y La Libertad Avanza. Por supuesto de esto no hay nada escrito, no hay fotos y todos lo van a negar.
A todo esto, la cosa fue poniéndose muy rara y según pudo saber este medio, ya no se trataba de un pedido de plata para la campaña como suele suceder entre políticos y empresarios, sino que la cosa se fue poniendo castaño oscuro con movimientos típicos de los servicios de inteligencia. El pedido, dicen, devino en apriete y hasta hay quienes aseguran que corrieron al primer negociador de la mesa y habría tomado la posta gente armada a la que nadie del sector pesquero conocía hasta el momento. La cosa se habría puesto fea, la exigencia habría sido que “basta de biribiri y de reuniones con tanta gente. Acá viene uno solo y trae los 15 palos de todos, se ponen de acuerdo y listo”. Esa habría sido la amenaza final la semana pasada.
Las cosas como son, nadie del sector pesquero se asusta porque alguien les pida plata para la campaña o la actividad política. Pero esto era otra cosa por los montos exigidos y los métodos violentos e inéditos. La pesca, créanme o no, está lejísimos de ser esa mafia que se pretende hacer creer. En su gran mayoría son gente que trabaja, invierte, genera empleo y riqueza en el país y, si les queda un mango, construye un barco nuevo. Hay en el sector gente que nació en los muelles, con arraigo, historia y compromiso con lo que hacen.
Y la cosa se puso fea y se puso fea porque algunos empresarios se negaron a pagar; dicen que el primero que dijo “no” fue Tony Solimeno. Pero al parecer lo que pateó el hormiguero fue la negativa del Grupo Iberconsa, propiedad del fondo Platinum Equity, con origen en los Estados Unidos y, por lógica, con vinculaciones con la embajada de ese país, la que habría destapado el escándalo a través del mencionado portal.
Hasta aquí la historia con más o menos matices, muchos menos de los que podría contar en caso de haberlos podido chequear.
Pero sí, hay algunos puntos que me gustaría marcar a modo de contexto de la situación descripta. La pesca, a diferencia de otros sectores, no es una actividad como el campo o una fábrica de tornillos. Si usted tiene un campo puede sembrar o no y es su decisión, paga los impuestos correspondiente y listo, es su problema. Si usted fabrica tornillos puede fabricar muchos tornillos o ninguno y también es su problema, abre o cierra su fábrica y chau. Pero, si usted tiene una empresa pesquera, es muy posible que tenga veinte, cien, quinientos o mil trabajadores que dependen de los cupos que le conceda el Estado y eso casi siempre pone al sector en una cierta dependencia de los políticos de turno, por más que la ley, teóricamente, eximiría de estas situaciones discrecionales al estipular claramente los repartos de acuerdo a los méritos de cada empresa.
Los cupos de los que se está hablando, son cuotas de captura que por ley se redistribuyen cada quince años y corresponden a las empresas, no porque estas le den plata al político de turno, sino porque lo determina la Ley 24.922 que regula la actividad y, además, no son gratis. La pesca, más que los derechos de extracción, soporta una carga impositiva y fiscal que ronda el 45% del total facturado. Algo que sería escandaloso en la mayoría de los países con los que compite en el mercado internacional.
Es decir que el supuesto pedido de coima no sería para dar algo que no corresponde, sería en todo caso un apriete del ala de gobierno que respondería a Santiago Caputo con la amenaza de que, si no pagan, le van a dar vía libre a las pretensiones de Federico Sturzenegger para licitar internacionalmente las cuotas y hacer desaparecer a gran parte del sector pesquero.
Y no es tan simple que las empresas puedan plantarse y patear la mesa porque, en definitiva, los cupos les corresponden por ley y en base a sus méritos, pero del otro lado está el aparato del gobierno. El tema es que el gobierno tiene muchos resortes para, si quisiera, complicar la vida a las empresas hasta asfixiarlas y obligarlas a pagar. La pretendida coima de los quince millones de dólares para darle a las empresas los cupos de captura que por ley les corresponden, sería algo así como pagar para pasar el semáforo en verde. Te pido quince palos porque pasaste el semáforo en verde, porque si no te pido la VTV, el carnet de conductor, la patente paga, el comprobante de las vacunas, un chequeo dental, los boletines de tus hijos y un certificado de buena conducta.
Así las cosas, es posible que en los próximos días haya mas novedades sobre este tema y seguramente habrá también mucha mugre y mentiras. El Consejo Federal Pesquero tiene en su poder el reparto de cuotas de merluzas por los próximos quince años y la mejor manera de despejar todas las dudas debiese ser que lo hagan a pie juntillas de acuerdo a lo que dice la ley. Y, por otra parte, sería interesante que se pueda saber con nombre y apellido quiénes son estos tipos que pidieron quince millones de dólares de aporte para la Libertad Avanza en nombre de Santiago Caputo, en caso de que esto pudiese demostrarse.
Autor/Fuente: Guillermo Nahum/Revista Puerto
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